sábado, junio 16

Gigantita Despierta

Me preguntan cómo me siento.

Yo me siento igual.

Pero ahora que me doy cuenta, me nace una sonrisa cada vez que pienso en volver y sé que podré regresar.
Me da rabia saber que existe en mí, el deseo (necesidad) de volver a este país, que no es mío, por el que siento sólo indignación, hasta a veces impotencia. Un simple país que se ha olvidado que existe el resto del mundo y es que, aún ahora que se me está todo permitido, mientras camino por estas calles, siento que ya son mías, o en su defecto, yo de ellas, de sus caminos contenidos de autopistas y paisajes que vienen a ser parte de la ruta hacia mi destino.

Y así como siento que un niño de los Andes, con un chuyo colorido y mejillas rojas quebradas por el frío con un dedito en la boca y una mirada más que ingenua, pertenece dentro de mi alma, dentro de mi constante e invisible lucha, tanto cómo aquel niño de razgos similares, pero con vestimenta diferente, y con un doble lenguaje que canta; "How are you papito?"

Somos todo, porque todo es nada y la nada es una sola cosa.
Somos iguales pero nos creemos diferentes.

Que cómo me siento?
Me siento igual pero me creen diferente.